LOS DOMINIOS DEL MONASTERIO
Los monasterios de la Orden del Cister fueron un elemento imprescindible de colonización de tierras, así como un elemento de control y ordenación territorial, que se convirtieron enseguida en señoríos feudales bajo la autoridad del abad. A las donaciones iniciales de nobles y reyes para la instalación del complejo monacal, se sumaron otras realizadas por fieles, además de la incorporación de bienes por compras o cambios, por iniciativa particular de cada centro. Así pasaron a convertirse en centros económicos que englobaban tierras de labor, viñas, pastos, montes, fuentes, molinos y gentes de las que recibían el 10% de la cosecha (el diezmo), el pago de impuestos, etc. Los recursos eran muy variados y abarcaban explotaciones agrícolas, ganaderas, la producción de vino, la piscicultura, la explotación maderera, la minería de la sal o el hierro, etc.