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Las excavaciones arqueológicas que se están efectuando en el Monasterio de Santa María de Palazuelos, una construcción románica del siglo XIII enclavada muy cerca de la localidad vallisoletana de Cabezón de Pisuerga, han deparado durante este verano importantes descubrimientos.

Estas investigaciones se han desarrollado durante los trabajos del Plan Dual de Formación para la recuperación del monumento, actualmente en curso, y están promovidas por el Ayuntamiento de Cabezón y la Junta de Castilla y León, que tutela los trabajos. Las excavaciones están dirigidas por los arqueólogos Arturo Balado y Ana B. Martínez, miembros del equipo redactor del Plan Director del monumento.

De lo que fue en otro tiempo este notable monasterio, que en siglo XVI llegó a ser la Casa Madre de la Orden del Císter en la Corona de Castilla, apenas ha llegado a nosotros una mínima parte, principalmente su iglesia. El resto de las dependencias monásticas, con sus dos claustros, celdas, almacenes, cocina, biblioteca, etc.,  fueron arrasadas tras la desamortización, en el siglo XIX.

Pero ello no quita para que, escondidos bajo el suelo, permanezcan aún restos de aquel pasado esplendor, que estas excavaciones arqueológicas están procurando conocer y recuperar. Un ejemplo de ello son los hallazgos que han tenido lugar en la excavación realizada en el exterior de la Puerta de Monjes, junto a la pared sur de la iglesia; allí, ha aparecido, en un aceptable estado de conservación, el suelo que cubría la panda (pasillo) norte del Claustro Reglar, el de uso exclusivo de los monjes.  Se trata de un pavimento hábilmente fabricado, construido con cantos de río de diferentes colores con los que se crean dibujos  geométricos y vegetales, entre los que se puede identificar una gran flor de 12 pétalos, en la zona de intersección entre dos pasillos. Los primeros estudios apuntan a que se trata de una obra realizada durante el siglo XVI, momento en el que Palazuelos es intensamente reformado tras haber sufrido importantes daños por la caída de un rayo y para adecuarlo a la categoría que en dicha centuria alcanzó dentro de la Orden.

Esta es una más de las iniciativas que, promovidas desde el Ayuntamiento de Cabezón de Pisuerga, se vienen  acometiendo con vistas a la recuperación de este gran monumento, tanto tiempo olvidado, que parecía estar destinado a su ruina definitiva. Ahora, contando también con la ayuda entusiasta de la Asociación de Amigos del Monasterio de Palazuelos, no solo se ha detenido su decadencia y abandono, sino que se vislumbra para el monumento un futuro mucho más optimista.